viernes, 16 de abril de 2010

Hacer el idiota

Ayer pensé en la cantidad de hombres que me han hecho perder el tiempo.
En la cantidad de idiotas que había repartidos por el mundo.
En la cantidad de tiempo invertido en hacer el idiota.
En los recuerdos de mierda que bien podrían haberse reservado para tomar una cocacola sin que llevara implícito el hacer el idiota en algún segundo o minuto del momento.

Verdaderamente creo que algunas veces me han tomado por tonta. Como si jugar a los títeres hubiera sido alguna vez mi afición.
Me juro muchas veces no permitirlo más, porque en mi recuerdo, la imagen que tengo de mí se degrada y se rebaja a un nivel que casi me da vergüenza describirlo.

Una inmensa mayoría de idiotas me han rodeado en la vida, y yo me he dejado llevar por ellos, en la búsqueda desesperada de tener algo que hacer con alguien. A medida que crecí sustituí eso por juguetes femeninos, que superaban mucho las expectativas.

Por mucho que me digan que no es lo mismo que un hombre, al menos no tengo que aguantar las tonterías, ni escuchar falsas palabras que pierden su sentido cuando se dicen al viento y a la luna.
Al menos no tengo que preocuparme de si hoy me ha llamado, hoy me ha mirado u hoy me escribe en alguna de las infinitas redes sociales en la que tenemos la desgracia de coincidir.
Al menos no tengo que ser víctima de mamoneos estúpidos, y engaños furtivos, donde cumples el tópico de la niña tonta encariñada que pone esperanzas en gente que nunca ha valido una mierda.

No sé si sigo distinguiendo eso de la realidad, no sé si me sigo equivocando y perdiendo el tiempo, pero sí sé que la niña tonta se fue de viaje y allí se quedó.
Haciendo el idiota, que es lo que más le gusta hacer.
...Brown Sugar...

1 comentario:

Blacky dijo...

joder, no podias haber descrito mejor la situacion.