viernes, 11 de febrero de 2011

El mejor edredón del mundo

El vaho empaña los cristales, y el viento sopla fuera. La noche ha caído antes de tiempo y nos persigue muy cerca. Decidímos proseguir la marcha, sin destino claro, virando y dando vueltas.
Suceden nuestras ideas en dos mentes que piensan sin cesar y manos que hablan solas. Ambas mentes les dan alas, les prestan sus plumas y las contagian de magía.

Nos detenemos de pronto, el motor en silencio, las notas se proceden susurrándonos lo que está por llegar, lo que el tiempo no tiene entre sus dedos, ni las páginas han escrito aún. La melodía augura nuevos tiempos y nuestras manos se abrazan, y nuestros dedos se rozan.

Y el aire sigue soplando y nosotros en un mundo paralelo, en un submundo en el que ambos respiramos al compás y susurramos a gritos. En un mundo que encontramos de pronto, en un mundo sin pintar, sin amueblar en el que todo está por descubrir.

Los miedos se han quedado rezagados, y hemos cargado los bolsillos de buenos propósitos y hemos decidido seguir caminando, sin mapa, sin norte, y con toda la intuición del mundo.

El vaho se apodera de los cristales de nuevo y la noche nos vigila, se encuentra sobre nuestras cabezas y yo me quedo acurrucada, entre tus brazos tapada con el mejor edredón del mundo...

Blacky

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