jueves, 23 de julio de 2009

Mujer Húmeda


Era alto. Y desde arriba podía verlo todo. Como un periscopio en un submarino. Como una torre en una muralla. Doy gracias a que no se defendía. Ningún peligro le acechaba.

Solo caminaba una mujer de 162 centímetros, de pechos firmes, piernas fuertes y pelo enredado. Miraba al suelo y entreabría la boca, como un vampiro que se resiste a beber sangre.

Desde lo lejos se resistía a tocarle, a cogerle del pelo, aferrarse demasiado a su humanidad, porque podía perderse en sus abrazos infantiles y de hierro.

Ella, la mujer húmeda, que se mantiene siempre en contacto con el fuego, que aviva y apaga llamas, que vive en un nivel de excitación del 70% y que sin querer su mirada sucia le traiciona, poniendo cachondo a hombres que no sabe si son su ideal, se mantenía alejada esta vez, cautelosa, con cuidado de no resbalar en su propia humedad, de no penetrar demasiado en caminos de piedras que no sabe pisar.

Ahora observaba, tranquila, húmeda. Se reflejaba en el agua admirando su voluptuosidad, preguntándose qué podrían ver ellos si no era la más guapa, ni la que mejor vestía u olía. Su respuesta no se hallaba en ningún lado del camino.

Pero él seguía observando, desde lo lejos, con la certeza de quién era.

Aún no había analizado los valores humanos, pero todos sabían que era la mujer húmeda.

Los títulos siempre nos atraen digan lo que digan.
...Brown Sugar...

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