martes, 30 de diciembre de 2008

Cómo no, tú otra vez


Ese día, o sea hoy, mis pensamientos estaban muy lejos de tí. No eras lo último en lo que pensaría ese día, sino que sencillamente tú no serías nada que fuera a pasar por mi mente, ni ese ni ningún día mientras no te mirase a la cara.

Llamaste. Ni siquiera mi móvil quiso reconocerte. Mi mente no recordó tu combinación de números, que el día que los anoté me pareció tan especial. Mi móvil no te tenía como contacto conocido. Por que así es realmente. No nos conocemos.

Tu nombre, cuando me lo dijiste, tan común, tan numeroso. Tu voz irreconocible porque sólo la escuché un par de veces. Y sin creerlo demasiado terminé pensando en la posibilidad de que fueras tú. Con entusiasmo y con tristeza por mi perplejidad. Por dudar que llamarías. Por dudar de tí. Por sentirme tan insegura y vulnerable cuando se trataba de tí.

Parece que a pesar de pensar constantemente en tí, desearía no verte, no tener que reprimirme, no tener que respetar tu espacio, porque me vuelvo loca.

Si no te viera, no tendría que arrepentirme de querer decirte algo y no encontrar el valor y la excusa que me lleve a decirlo.

Si volvieses a desaparecer de nuevo, como ya has hecho dos veces, la tercera sería la vencida, y podría terminar todo de una vez, o arrepentirme para siempre.

Ambas me parecen desagradables, asi que, qué puedo hacer...



...Brown Sugar...

No hay comentarios: