martes, 16 de marzo de 2010

Endulzando

Brown Sugar nunca fue realmente sugar. En sus comienzos su dulzura la tapaban las convencionalidades, las malas influencias y los miedos repentinos de si todo lo que ocurre es auténtico o esconde oscuros secretos.

Hoy en día ni es la mejor persona del mundo ni la peor. Se ha vuelto cariñosa. Se ha abierto a su sexualidad, no le importa reconocer sus debilidades, le gusta hablar de sexo y le gusta que todo lo envuelva la ternura siempre y cuando se acompañe de una buena banda sonora.

Brown Sugar quería pasárselo bien hasta que en ocasiones quería enamorarse. Quizá es muy fuerte decir esto. No estoy segura de que sepa lo que es exactamente.

Se enamoró del mejor animo de su pareja, y desde entonces se cuidó mucho de sentir algo por alguien. Tampoco se forzaba. Se dejaba querer. Sacaba sus vicios y sus divertimentos y los ponía en una bandeja, la del elegido, que se sumía en ella y aceptaba las condiciones.

Luego ella cambió. Al fin y al cabo a todo azúcar le gusta su café. Y ella es de las que se ponen 3 cucharadas.

En poco tiempo se convirtio en una empalagosa divertida. Con un punto de los restos de los orígenes, de pasárselo bien.

Le hicieron daño pocas veces, porque siempre mantuvo la correcta actitud. Sin miedo. Sin amargura.

Y cuando algo daba señales de tal amargura, le añadía su azúcar.

Su azúcar moreno.

lunes, 8 de marzo de 2010

Boys just wanna have funk



No se vosotras pero yo con la música me comporto de otra manera. Algo hay dentro de mi que me hace fijarme más de lo debido en ciertos detalles que encienden mis deseos. Miradas que se cruzan bajo el foco, movimientos que te indican las instrucciones a seguir, movimientos que te atraen como un imán.

Siento que el funk hace el efecto de un juez cuando da la salida o del conejo cuando el galgo tiene que correr tras el. De hecho, el galgo hay veces que llega hasta el conejo. Pero no todo es llegar sino el camino y en esto me centro ultimamente. Me encanta jugármela, estar en el aire y apurar al máximo porque el miedo en mi interior se convierte en adrenalina y esa, amigas y amigos, es la droga más adictiva que existe.

En la próxima dosis me dedicaré a disfrutar de la carrera a base de ritmos de James Brown, de Barry White y de Marvin Gaye, Earth, Wind and Fire, Boney M, The Supremes, Aretha Frankling... Solo escribirlo me pone.

-.Groove Boy.-

martes, 2 de marzo de 2010

Unos centímetros

No es un número redondo.
Ni se puede medir en sí mismo.
Los centímetros siempre me alejan de lo que quiero hacer.
No tengo patrón.
Ni tengo con qué medirlo.
Me muevo por las sensaciones y las imágenes desenfocadas.
La percepción de un futuro, que es predecible porque así lo deseo.
Nunca fui de números.
A veces ni siquiera me salen las palabras.
Pero los centímetros,
diez u once,
me separan en letra o en número.
Esta vez no me escondo en vidas paralelas,
simplemente porque
no tengo con qué trazarlas.
Además me quedaría a la mitad.
Mis sentimientos nunca terminan.

...Brown Sugar...

Mi yo virtual


Me reflejo en un espejo y no sé que hago aquí ni quien soy. Me reflejo en tu piel transparente, y en tu mirada perdida que sólo se aviva cuando me tiene entre tus manos. Me reflejo en un espejo diferente de un lugar distinto. Me reflejo en tus brazos huesudos y en tu media sonrisa atemorizada por mis palabras.

Me reflejo en el mismo espejo día tras día y en cada momento soy distinta, muto, cambio, me altero. Tu no estás en mi reflejo ni cuando me tienes abrazada, catapultando mi cuerpo, no estás, porque sólo en tu imaginación vive mi yo virtual. El yo que se acuesta contigo y se despierta cuando no tienes más sueño. El yo que viaja a una playa y se tumba sobre ti encima de la arena, ardiendo ambas. El yo que abrazas y echas de menos cuando te sientas en una butaca de un cine cualquiera.

Pero recuerda, lo virtual muere, mi yo se queda.

Blacky