miércoles, 9 de diciembre de 2009

Entre piedras

Otra vez me metí entre las piedras. No contenta con el agua del cielo, aproveché la nieve y el duro viento. Ni siquiera tengo el calzado adecuado. Lo que piso se tambalea, me amenaza con arrastrarme, ni las ramas de los árboles me salvarán la caída. Me rasgaré las manos con la corteza, los tobillos me fallarán, y después de un esquince en pleno descenso, vienen las rodillas y el llanto camuflado entre la lluvia.

Tropiezo. Una y otra vez. Y otra. Pero ya no sé lo que hago. Confío en la tranquilidad de la manta que aguarda en casa. Confío en que arriesgar podría merecer la pena. Quiero arrepentirme de las cosas que hice. Las que no hize jamás me darán el sufrimiento de haber disfrutado un segundo.

Las mujeres que pasan a mi lado miran por dónde pisan. Yo ya no veo. Me embalo. Se me secan los ojos y no calculan el camino que debería seguir, como si acaso hubiera que marcarlo. Él es tan imprevisible que no puedo adivinar su recorrido.

Suena un piano y violines dramáticos. Quieren asustar a quien lo ha visto todo. Las piedras erosionadas se esfuerzan por ponérmelo difícil. Como si quisiera llegar hasta el final. Como si creyese que me esperan abajo. Como si tuviese prisa.

Como si él fuera a irse.

No me importa. ¿Por qué debería? Esas mujeres se empeñan en correr y lastimarse porque ellos son como veletas cambiando de dirección.

¿Por qué debería preocuparme él?

ÉL

Que no me acompañó en la subida.

...Brown Sugar...

1 comentario:

blacky dijo...

Pisa tranquila, pisa con calma, pisas sobre seguro, aunque los resbalones no siempre nos hacen caer, son pasos atrás que nos ayudan a caminar con más fuerza!

Sigue caminando, sin dudar