lunes, 18 de enero de 2010

Corramos un tupido velo

El hombre tiende a precipitarse al vacío, como si dejar el cuerpo a la suerte del viento les relajase y fuese motivo para estar tranquilos. Sin pensar, ese sobreesfuerzo que nadie quiere hacer. Arriesgando y echando toda la carne en el asador sin que la parrilla esté realmente caliente.
¿Tiene algún sentido embarcarse sin garantías de que no hay agujeros que hundan el barco?
A veces sí. Otras no.
Yo no puede reaccionar ni mal ni bien. Pero evidentemente sé que a veces el hilo de mi conversación no se entiende. O me explico mal. O la gente entiende lo que quiere.
Y los hombres son como Peter Pan, corriendo detrás de su sombra. Huyendo de Nunca Jamás sin saber como es el Nuevo Mundo.
La próxima vez corramos un tupido velo y cosamos la sombra con doble puntada, para asegurar que no vuelve a escaparse.

...Brown Sugar...

2 comentarios:

blacky dijo...

Un post que hay que leer dos veces, sabio, como las dobles puntadas, pero resbaladizo como el niño que nunca quiere crecer, siempre seguido por su sombra.

Brownie dijo...

Su sombra, su otro yo, sus dobles intenciones. Dios me mareo rebuscando tanto las cosas jajajaja pero bueno, se que me entiendes :P