lunes, 20 de diciembre de 2010

Mi camisa blanca


Me gusta quitarme los zapatos y que tu bajes la cremallera de mis botas con una mano. Me gusta cuando me cuentas tus cosas e ideas, y me sonries muy cerca y me acaricias. Me gusta conducir contigo al lado, con mi falda presumida, un poco más arriba de lo debido. Me gusta meterme debajo de tu edredón y que me abraces. Me gusta ver películas a medias contigo. Me gustan tus dosis de flipado.

Me gusta como desabrochas mi camisa blanca...

*blacky*

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Escribo poco


Ultimamente escribo poco, he estado echándole un vistazo al blog y han disminuido el numero de entradas considerablemente. Escribo poco porque he dejado de tener rabia contenida. Escribo poco porque he empezado a inaugurar momentos que valen la pena. Escribo poco porque tengo menos cosas que soltar, y más que disfrutar. Escribo poco porque las sonrisas se escurren por la comisura de mis labios. Escribo poco porque tengo las manos ocupadas con caricias que soltar. Escribo poco porque duermo menos. Escribo poco porque trabajo más. Escribo poco porque tengo menos necesidad de hacerlo. Escribo poco porque siento más. Escribo poco porque he cambiado convers por tacones y vaqueros por medias. Escribo poco porque viajo más.

Pero en el fondo todos son excusas...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Una vez en el tiempo


Un comienzo es una etapa que sucede una vez en el tiempo de un ciclo vital.
Un comienzo suele ser mágico, hipnotizado por el futuro incierto e idealizado y el dulce sabor del cariño y afectuosidad que se siente siempre en un principio.

Siempre me han gustado. Son mi parte favorita de las relaciones, cuando aún no corren el riesgo de deteriorarse o acostumbrarse, cuando no se pierde nada porque aún no se tiene.

Por eso creo que me encanta el género romántico, lleno de historias distintas de comienzos, de palabras impetuosas y de inercia, de espontaneidad y locura.
Tengo ganas de verte. No puedo dejar de pensar en tí. Eres increíble. Eres preciosa. Me vuelves loca. Tengo miedo. Creo que te quiero.

En los comienzos se dicen cosas que 4 meses después nunca se vuelven a repetir, y me encanta recordar las palabras de los comienzos, cuando había magia y complicidad.

A veces reconozco que me gustaría dejarlo todo y volver a tener un comienzo, y hacerlo continuadamente y tener que empezar de nuevo. Me gustaría volver a sentirme como una vez en el tiempo.

Un comienzo donde hay sorpresas y apoyo incondicional, donde hay besos jugosos, dónde el corazón parece dar vuelcos, un comienzo donde sientas que no puedes despegarte de él, que después de pensar todo el día en él, llegue ese mensaje que se traduzca en un "si, yo también".

Los comienzos son intensos y entrañables, como un cuento que se cuenta una vez en el tiempo.
Pero ¿cuánta verdad hay en un cuento?

...Brown Sugar...

martes, 9 de noviembre de 2010

El humo


He visto una película mientras tenía frío, que me ha recordado a algo que viví.
No sé si los escalofríos provenían de la temperatura de la habitación, o del recuerdo.
En mi recuerdo, me vino a la mente un chico con el que estuve. Un chico que tenía ganas de morir. Existen dos cosas que puedes encontrar en las personas. Supongo que lo común son las ganas de vivir, pero un porcentaje minoritario puede querer lo contrario.
No es nada raro. Algunas personas han perdido el rumbo y no saben muy bien qué camino van a seguir a continuación. Sin muchas aspiraciones, o poca creencia en las mismas, el ser humano se ahoga en su propio llanto. Y ni los besos ni los abrazos pueden curarle de la enfermedad en la que él mismo se introduce cada vez más.
Las ganas de morir es una manifestación diferente de querer curarse.
La única diferencia es que no son medicinas.
Yo estuve con un chico que quería morir. Y no era mi culpa que lo desease. La única culpa es que yo no podía quitarle esa idea de la cabeza.
En una habitación gris se levantaba cada mañana y se cubría el rostro de humo, pensando en el daño que hacía si moría, y en el daño que le hacía seguir vivo.
El amor podría haberle salvado, o quizá nunca pensó volver a amar. Nunca pensó qué estaría yo haciendo sin garantías de despertarme al calor de su cuerpo una mañana después.
La desconfianza en su futuro era el reflejo de la desconfianza en su vida.
Y decidió irse, tras una cortina de humo, esperando que el tabaco le matase algún día.

...Brown Sugar...

Imagen: Marcelo Aurelio

viernes, 15 de octubre de 2010

El sonido mudo del grito


Suena un saxo bajo con rabia y furia, unas teclas apresuradas recorren un camino saltando obstaculos de cuerdas de guitarra, y alguien grita NO NO LA LA UO UO UO, con suficiente fuerza para estallar el tímpano.

Nadie escucha. La canción pide permiso y nadie escucha. El amor pide permiso y nadie escucha. Can I love both of your hands? - pregunta.
Cada vez más fuerte.
Impasible.
Puedo amar ambas manos?
PUEDO O NO.

No, no, no... no, no... uo uo uo...
Y la voz se pierde sin aliento a un fondo oscuro de aullidos y sufrimiento.

Y nunca se supo si la canción comenzó de nuevo, o se perdió, por no ser bien escuchada. Como un saxo perdido entre la gente y sus lamentos ruidosos.

...Brown Sugar...
(Inspirada en la canción "Go Away" de Guillemots:


lunes, 11 de octubre de 2010

Estás de no

Si, así es hay veces que estás de no. Un no incomprensible, un no incómodo y molesto. Un no vomitivo, un no de pegarte un corte. Porque cuando estás de si es perfecto, cuando estás de si me endulzas, me trasladas, me elevas. Cuando estás de si las copas saben diferente, y tus sábanas abrazan mucho mejor. Cuando estás de si tus labios no dejan de llamarme, ni de besarme, ni de morderme. Pero cuando el no entra en tu mente y la colapsa, te entra una narcolepsia rara, un momento de sueño infinito, una barrera infranqueable. Cuando estás de no olvidas mi nombre, mis curvas, olvidas el recorrido que tus manos se saben al dedillo, borras mi ruta y pierdes el mapa, y yo pierdo el norte.

blacky

domingo, 10 de octubre de 2010

Voy a discutir

Mi cabeza no para de ejercer presión dándome punzadas y cortándome la respiración.
Las lágrimas se derraman por unas mejillas manchadas de colorete borrado.
Quisiera tener más paciencia, y más criterio de selección, sobre lo que debe afectarme y lo que no.
Pero las sábanas me traicionan y fomentan mi pena nocturna, en un arranque de arrepentimiento y de dudas, que nadie sabe de dónde vienen.
Estoy cansada de temer sus dudas.
Estoy cansada de llorar las de los demás.
Solo quiero acostarme y poder dormir en paz.
Voy a discutir con la almohada y quiero saber si mañana podré seguir siendo su amiga, o debo alejarme sin más, como ya hice otras veces, en noches empañadas.
...Brown Sugar...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Las teclas lentas

Tardé unos minutos en apretar las teclas. Tenía dudas con respecto a todo. No sabía muy bien cual sería el siguiente paso. Nunca he estado en una situación parecida. Fui alejándome de la realidad, fui abandonando los lugares que un día ocupé. Lo había pasado bien, pero también mal. A partes iguales. Lo bueno hizo que lo malo fuera después muy malo. Tardé unos minutos en decir un adiós, porque era una decisión importante, con la cual después me quedaría sola, con mis secuelas recordándome que nada de él me convenía. Supe por fin lo que buscaba en un hombre. Seguridad. Ni siquiera voy a pedir amor a alguien que aún no me conoce. Yo solo quiero alguna garantía, de que estoy mejor acompañada que sola. Y esas teclas me costaron lágrimas, pero más me costaban las mentiras disfrazadas de amor y distancias sin superar.
Y pensé, despedirse así es la mayor mierda que podría hacer en mi vida entonces, pero fue lo más grande, visto a día de hoy.

...Brown Sugar...

lunes, 19 de abril de 2010

Nunca has sido

Si, te digo que me faltó tu mano, me faltaro tus abrazos, me faltaste y conseguiste hacerme perder los nervios y reducir la confianza al mínimo y reducirme. Me jodió, me jodió que consiguieras hacerme sentir tan mal como lo hiciste y que las pinceladas de miedo pintaran mi rostro y se alojaran debajo de mi piel. Me dolió que no fueras capaz de sentir algo más por lo que me estaba pasando, y a ti indirectamente y solo conseguiste que añorara algo que no tenía, algo que no eras, algo que nunca has sido aunque comenzaras con buen pie.

Conseguiste que dejara de quererme, que me sintiera la mujer más rastrera del lugar, la que se acostaba contigo en una cama distinta cada vez. Pero recupere la calma, y la confianza en mi, y las ganas de taconear delante de ti y a tu lado marcando mi propio ritmo.

viernes, 16 de abril de 2010

Hacer el idiota

Ayer pensé en la cantidad de hombres que me han hecho perder el tiempo.
En la cantidad de idiotas que había repartidos por el mundo.
En la cantidad de tiempo invertido en hacer el idiota.
En los recuerdos de mierda que bien podrían haberse reservado para tomar una cocacola sin que llevara implícito el hacer el idiota en algún segundo o minuto del momento.

Verdaderamente creo que algunas veces me han tomado por tonta. Como si jugar a los títeres hubiera sido alguna vez mi afición.
Me juro muchas veces no permitirlo más, porque en mi recuerdo, la imagen que tengo de mí se degrada y se rebaja a un nivel que casi me da vergüenza describirlo.

Una inmensa mayoría de idiotas me han rodeado en la vida, y yo me he dejado llevar por ellos, en la búsqueda desesperada de tener algo que hacer con alguien. A medida que crecí sustituí eso por juguetes femeninos, que superaban mucho las expectativas.

Por mucho que me digan que no es lo mismo que un hombre, al menos no tengo que aguantar las tonterías, ni escuchar falsas palabras que pierden su sentido cuando se dicen al viento y a la luna.
Al menos no tengo que preocuparme de si hoy me ha llamado, hoy me ha mirado u hoy me escribe en alguna de las infinitas redes sociales en la que tenemos la desgracia de coincidir.
Al menos no tengo que ser víctima de mamoneos estúpidos, y engaños furtivos, donde cumples el tópico de la niña tonta encariñada que pone esperanzas en gente que nunca ha valido una mierda.

No sé si sigo distinguiendo eso de la realidad, no sé si me sigo equivocando y perdiendo el tiempo, pero sí sé que la niña tonta se fue de viaje y allí se quedó.
Haciendo el idiota, que es lo que más le gusta hacer.
...Brown Sugar...

martes, 16 de marzo de 2010

Endulzando

Brown Sugar nunca fue realmente sugar. En sus comienzos su dulzura la tapaban las convencionalidades, las malas influencias y los miedos repentinos de si todo lo que ocurre es auténtico o esconde oscuros secretos.

Hoy en día ni es la mejor persona del mundo ni la peor. Se ha vuelto cariñosa. Se ha abierto a su sexualidad, no le importa reconocer sus debilidades, le gusta hablar de sexo y le gusta que todo lo envuelva la ternura siempre y cuando se acompañe de una buena banda sonora.

Brown Sugar quería pasárselo bien hasta que en ocasiones quería enamorarse. Quizá es muy fuerte decir esto. No estoy segura de que sepa lo que es exactamente.

Se enamoró del mejor animo de su pareja, y desde entonces se cuidó mucho de sentir algo por alguien. Tampoco se forzaba. Se dejaba querer. Sacaba sus vicios y sus divertimentos y los ponía en una bandeja, la del elegido, que se sumía en ella y aceptaba las condiciones.

Luego ella cambió. Al fin y al cabo a todo azúcar le gusta su café. Y ella es de las que se ponen 3 cucharadas.

En poco tiempo se convirtio en una empalagosa divertida. Con un punto de los restos de los orígenes, de pasárselo bien.

Le hicieron daño pocas veces, porque siempre mantuvo la correcta actitud. Sin miedo. Sin amargura.

Y cuando algo daba señales de tal amargura, le añadía su azúcar.

Su azúcar moreno.

lunes, 8 de marzo de 2010

Boys just wanna have funk



No se vosotras pero yo con la música me comporto de otra manera. Algo hay dentro de mi que me hace fijarme más de lo debido en ciertos detalles que encienden mis deseos. Miradas que se cruzan bajo el foco, movimientos que te indican las instrucciones a seguir, movimientos que te atraen como un imán.

Siento que el funk hace el efecto de un juez cuando da la salida o del conejo cuando el galgo tiene que correr tras el. De hecho, el galgo hay veces que llega hasta el conejo. Pero no todo es llegar sino el camino y en esto me centro ultimamente. Me encanta jugármela, estar en el aire y apurar al máximo porque el miedo en mi interior se convierte en adrenalina y esa, amigas y amigos, es la droga más adictiva que existe.

En la próxima dosis me dedicaré a disfrutar de la carrera a base de ritmos de James Brown, de Barry White y de Marvin Gaye, Earth, Wind and Fire, Boney M, The Supremes, Aretha Frankling... Solo escribirlo me pone.

-.Groove Boy.-