miércoles, 26 de agosto de 2009

A través de Outlook


Clicko sobré la tecla de envio, deslizo el dedo sobre el portatil y mandó su mensaje. Era tarde y la idea llevaba tiempo pululando en su cabeza. Era una idea con la que jugaba al escondite semanalmente, una idea que a veces se le aparecia brillante y otras quería esconderla en el fondo de su cabeza, sí donde viven las cosas descavelladas. Pero era tarde y necesitaba hacerlo, no por nadie en especial, por ella misma y por recuperar su equilibrio.

Simplemente apagó el portatil, bajó la tapa e intento dormir algo. Dos canalones se escurrian por sus mejillas, como cuando uno hace lo correcto pero no se siente orgulloso de ello. Simplemente callada, simplemente sentada, simplemente tomó la decisión. Ni contenta, ni asustada, ni tranquila. Pensativa, triste, pero con ganas de seguir para adelante. Todo ello circulaba por su mente y sus canalones iban engordando sus párpados poco a poco.

Al día siguiente se despertó como una autómata, sin sentir, sin padecer, se vistió y volvió a su jornada, miró el correo y releyó sus letras, miro el buzón de entrada y estaba vacio. Simplemente cerró el correo...

*just black*

1 comentario:

Brown Sugar dijo...

El silencio a veces es bastante ruidoso niña.